No sé qué me pasa con nadar que se ha vuelto una actividad en la que pienso, escribo y hasta sueño muchas más veces de las que la practico como tal. Me gusta mucho, pero esto tal vez sea ya pasarse.
Otra vez lo primero que se me ocurre al ver el tema de este mes es asociarlo con la natación, sin la menor de las dudas.
Desde esa primera toma de contacto con el agua, hasta la última, hace ya unos años, me he pasado la vida afrontándola de distintas maneras.
De esa alegría indescriptible, convertida en un chapoteo estilo perrito, a una lucha contra un elemento ajeno en el que que derrochaba energía y finalmente a un cambio de planteamiento y una búsqueda de un… un equilibrio.
Inesperada conclusión ante semejante batalla.
Tal vez el conocimiento real llegue a partir del momento en el que, manteniendo el objetivo y menguando las fuerzas la única solución pasa por afrontar el problema de otra manera.
Esto, el el lugar de la batalla, se convierte en toda una secuencia de comandos, resultado de anteriores pruebas y experiencias, que acaban desplazándome por el agua mientras trato de ajustarlos para lograr mejor rendimiento con el que me sienta mejor.
Este es mi peculiar #relatosEquilibrio para @divagacionistas , espero que os guste.