Más allá, no tan lejos

AlbertoR
2 min readMar 25, 2024

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Era un día como tantos otros, con nubes y unos tímidos rayos de sol pugnando por su porción de cielo, algo de fresco pero menos del que correspondía a esas alturas de año.

Un día estupendo para caminar por una parcela un tanto descuidada, en la que la maleza desdibujaba los caminos y alteraba las vistas.

Una ocasión para ver lo que está ahí pero en lo que no se suele reparar.

Al poco de llegar, se puso a andar casi sin rumbo, abstraído de los males del mundo y, también, de los suyos propios.

Unos pinos demasiado apelotonados ofrecían una estampa peculiar. Una carrera hacia el cielo, con troncos muy delgados y desnudos y unas copas ligeramente verdes. Entre medias otros parcialmente caídos, algunos rotos, que no habían superado el invierno. En el suelo, los completamente derrotados, en una superficie anaranjada, llena de hojas largas y aciculadas entre las que destacaban, mojadas, telas de pequeñas arañas. Sonaba el viento y unos pájaros allí invisibles.

La simpleza de los detalles sobrecogía.

Caminaba lentamente, tratando de soltar sus propios demonios y a la vez de no estropear ese escenario, casi mágico.

De un modo casi imperceptible, dejó atrás la noción del tiempo y su vista poco a poco fue buscando algo.

Corzos y jabalíes había visto por allí, algún erizo, algún buho tal vez. Pero no era eso en lo que reparaban sus ojos. Buscaban pero no decían lo qué.

Avanzó un poco más, con la excusa de buscar aquella fuente que se secaba en veranos muy secos. Mucho había pasado desde la última visita, y todo le pesaba.

El camino sólo estaba ya en su mente y procuraba moverse sin alterar aquel pequeño paraíso. Sin dejar huellas, sin desvelar su presencia.

Entonces, reparó en algo. A la sombra de unos carballos, entre la maleza, una pequeña depresión. Un lugar sin significado, un lugar para no ser encontrado, un lugar para morir.

De pronto, esos pensamientos que habían ido brotando y desarrollándose poco a poco tomaron forma en una idea, que tomó nombre y resonó con fuerza en todo su ser.

Sintió como esas veces en que después de ver el relámpago esperas con resignación el trueno, y sus consecuencias.

Sobresaltado, levantó la vista, se orientó y salió de allí con grandes zancadas, buscando a los suyos y tratando de olvidar.

Este es mi #relatosDesaparecer para Divagacionistas, espero que os guste.

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Desde las sombras todo se ve más claro

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