Madre

AlbertoR
1 min readJun 29, 2020

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Me encanta el mar. Muy de vez en cuando tengo la oportunidad de acercarme a el y trato de disfrutar la experiencia al máximo.

Unas veces caminando por la arena, otras bañándome y sintiendo su fuerza. Algunas, simplemente mirando a lo lejos.

Esto último me encanta. Encarando el mar, sintiendo el viento y contemplando en horizonte esa leve curva que define nuestro planeta. No hay palabras que abarquen toda esa inmensidad ante la que no eres absolutamente nada.

Ahora supongamos que tenemos unos brazos largos, muy largos, extremadamente largos. Lo suficiente como para poder abrazar todo lo que ves, toda la Tierra. Los números dicen que el perímetro es de unos 40.000 kilómetros, pero para lograr lo que sugiero harían falta más, al menos unos 60.000 para poderlo abarcar todo con margen.

Pues bien, ni con esas dimensiones tan monstruosas alcanzaría a abarcar todo lo que una madre, mi madre, supone para mi.

No es tanto por la genética, aunque sí, me parezco a ella. Es mucho, mucho más. Al haberme criado con ella y tener una relación tan fluida conozco su forma de pensar, de sentir, de comportarse. Y es, con mucho, la mejor persona que yo podría llegar a ser.

Este relato, más personal de lo que pretendía, participa en #relatosMadres de @divagacionistas

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Written by AlbertoR

Desde las sombras todo se ve más claro

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