AlbertoR
2 min readMar 29, 2020

El largo

Me gusta nadar a mi manera y comprobar qué falla, y falla todo. Me gusta moverme hasta que la fatiga me obliga a elegir: Bajar el ritmo, mejorar la técnica y reducir los movimientos innecesarios. De algún modo me hace sentir libre.

En la piscina siempre siento la necesidad de intentar el largo buceando. Prácticamente todo el mundo nada mejor que yo, pero allí por una vez me importa un bledo, voy a mi rollo y procuro centrarme.

Para intentarlo tengo todo un largo ritual, que empieza después de un buen rato en el agua nadando y haciendo el ganso. En ese momento, justo antes de retirarme a vestuarios, ya estoy lo suficientemente cansado como para afrontar este pequeño reto.

Lo he logrado varias veces, con otra edad y estado de forma, pero el ritual no cambia. Procuro ponerme en un lugar en el que nadie me moleste y voy “apagando” el oido, la vista (sólo existe lo que tengo justo delante y muy cerca), los sentimientos y las distracciones. Inspiro profundamente, pero no demasiado, me suelto del borde, me dejo caer y en el punto exacto apoyo los pies en la pared, flexiono el cuerpo y me impulso. El ángulo debe ser correcto, para no ir demasiado profundo ni rozar la superficie; también la posición, completamente estirada.

Si lo hago bien al menos el primer tercio de piscina pasa en un instante.

Después viene la fase en la que el impulso se agota y hay que empezar a mover brazos y piernas y ajustar el aire. Moverse agota y consume las reservas y cada brazada debe desplazarte. Demasiado rápido agota tu oxígeno, demasiado lento te deja en la nada y demasiado profundo. Hay que ajustar.

Algo que me sucede siempre es que cuando las reservas ya están próximas a agotarse el estómago se hace notar rápido. No sé si es algo que le pase a todo el mundo, pero no pienso ser yo el que vomite en una piscina. Llegado a ese punto, entre lo que pide el cuerpo y lo que dictamina tu voluntad hay que elegir. Hay que salir.

Junto con la bocanada de aire mi primer gesto es mirar al lateral y calcular a cuanto me he quedado.

Ese es mi límite.

Esta es mi tercera aportación a los #relatosLímites de Divagacionistas

AlbertoR
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Written by AlbertoR

Desde las sombras todo se ve más claro

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